Los malos hábitos se mantienen

Cuando finalizó el partido ante Suiza el pasado 27 de junio muchos pensamos que el mundial de Qatar 2022 ya iniciaba. La eterna promesa de no perder tiempo y trazar con verdadera seriedad el camino hacia la Copa Mundial siguiente parece que nunca se cumplirá. Como ha sido una norma después de todos los mundiales a los que hemos asistido e incluso después de haber quedado fuera., Costa Rica suele aplicar una teoría no tan efectiva, de llevar las cosas con calma demasiada calma. Aunque en el primer mundo a este tipo de decisiones no se le dan tantas largas, en nuestro medio parece que se debe ir despacito aunque el calendario no espera.

La decisión de postergar al sustituto de Oscar Ramírez lo que confirma es no aprendemos de errores del pasado. Por ejemplo tras participar en el mundial de 2002 se dejaron pasar seis meses para iniciar trabajos con el técnico que sustituyó a Alexandre Guimaraes, en aquel momento tras fracasar la renovación del tico brasileño, se apostó por el estadounidense Steve Sampson hasta inicios del 2003.  En este lapso se dejó de manera interina a Rodrigo Kenton para un par de amistosos.

En aquel convulso camino se finalizó participando en el mundial con el propio Guimaraes y tras los resultados adversos en Alemania 2006,  de nuevo el sustituto debió esperar hasta meses después. El escogido Hernán Medord que empezó a trabajar formalmente hasta inicios de 2007.

También hace 12 años hubo un técnico interino en ese momento con Carlos Watson técnico herediano por aquellos días.  Tras el fracaso de Sudáfrica 2010 era la oportunidad ideal para empezar un proceso largo y con buena letra, pero en el 2010 se nombró a Ronad González como técnico interino tras su éxito con la Selección Sub.20.  Ronald dirigió un año entero, antes de que los federativos nombraran a Ricardo La Volpe quien asumió hasta finales de 2010, y luego dejaría su lugar en medio proceso  y sin iniciar la eliminatoria hacia Brasil 2014.

La única ocasión en que se intentó arrancar sin un técnico interino fue hace cuatro años, tras la polémica salida de Jorge Luis Pinto, y aun con el reproche de algunos el sustituto era por naturaleza  era su asistente Paulo Wanchope.

Paulo dejó el cargo un año después tras 15 partidos entre oficiales y amistosos, tras una situación extra futbolística pero con un rendimiento negativo. Así se abrió la puerta a Oscar Ramírez quien tuvo proceso tranquilo hasta la recta final de la eliminatoria.

Este repaso lo hacemos para confirmar que en nuestra federación históricamente no se arranca de cero con el final de un mundial y la llegada de otro. Los amistosos en algunas fechas FIFA se cumplen con selecciones B con técnicos interinos con la teoría de que en estos partidos el resultado pasa a segundo plano.

Pero olvidamos que la mala costumbre de perder, perder, y seguir perdiendo produce un descenso en el ranking FIFA,  y que en cada partido la imagen del fútbol nacional está en juego, y que muchas veces a nivel internacional demostramos que somos expertos en improvisar.

Por esta vía se manejaron los amistosos de setiembre en Asia, en los cuales la tricolor como era lógico mostró una imagen opaca, sin varios de sus jugadores estelares, y con Ronald González por tercera vez como interino.

El proceso para escoger el nuevo entrenador ha sido largo, confuso, pero  transparente esto último por ventilar a la prensa y afición los por menores del la elección. Sin embargo la postura era la esperada ir despacio, apostar por González por lo que resta del 2018, y dejar que todo el país futbolero especule con los nombres del que finalmente llegará al proyecto gol a empezar de cero, y sin garantía de que le etapa de transición con Gonzalez servirá de algo.

De todos los candidatos Jorge Luis Pinto fue sacado del camino rápidamente pese a sus atestados posiblemente por su poca empatía con algún sector del camerino tricolor, justificación que en la Federación negarán.

Así las cosas la elección del técnico al que se pedirá llegar al mundial, parece ser la misma película de todas las ediciones pasadas, en las cuales siempre se cambió de jinete a mitad del camino, en ocasiones hasta dos veces, por malos resultados o presión de algunos sectores vinculados al fútbol.

De estas experiencia siempre se dice que se aprendió, lo extraño que se vuelven a repetir, una y otra vez.